domingo, 27 de junio de 2010


Los castillos se componían en su mayoría por:


Muros gruesos: que podían tener unos sus 2,5 metros de ancho y los de las torres podían ser todavía más anchos.


Foso: gran zanja llena de agua que rodeaba al castillo por los lados que no estaban protegidos por el precipicio. Los peces y aves del foso servían de alimento.
Puente levadizo: en su posición normal él punte se extendía sobre el foso lleno de agua, cuando el peligro acechaba la guardia lo levantaba.


Murallas: rodeaban al castillo. Eran altas y desde sus torres los defensores podían ver si alguien se aproximaba para dispararle con los arcos o las maquinas de asedio.

Puertas: por lo general era el primer sitio por donde atacar, era fuerte y tenía trampas crueles que esperaban los intrusos.


Rastrillo: protegía a la puerta de los ataques invasores. Tenía forma de reja y estaba hecho con madera de roble, recubierto con láminas de hierro para prevenir que fuera incendiado.

Aspilleras: abertura por las que disparaban los arqueros, se ensanchaban hacía el interior para que el arquero pudiera disparar sin exponerse a que le disparasen, también servían para dejar pasar la luz y el aire.

Torre del homenaje: en ella vivían el señor y su familia situada en corazón del castillo, si el castillo era atacado los defensores se retiraban a ella y luchaban hasta el final.

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